Además de todo lo que se va a cacarear de la puesta en escena de anoche, creo que es de justicia destacar el inconmensurable trabajo de investigación, de revitalización y de revisión del legado marchenero. Rocío es una curiosa, un estudiosa también, pero a mi me gusta imaginarla curioseando discos y discos, cantiñeando al lado de un altavoz.
Y Rocío ama el cante, se enamora de lo que canta y no sabe cantar si no está enamorada. Y de ese amor y esa curiosidad ha nacido este niño.
Sobre lo que vimos en escena la secuencia formal casi se puede dividir en actos,en escenas. El cante se arrancó como si fuese un bordón, como si fuese sonanta, la guitarra se arrancó con cuerdas vocales pulsadas por los dedos de Manuel Herrera. Granaina, la voz la tocó él, la guitarra la dijo ella.
Raúl Rodriguez se sumó para traer los ecos cubanos del Tres a la guajira y a la milonga. En los fandangos Rocío es ya una maestra y así se vio reflejado. La primera revolución vino en el trabajo tonal del cante, una búsqueda de la notas mas bajas que la tesitura de la onubense es capaz de asumir, un riesgo para buscar a Marchena en su propia voz.
El segundo acto comenzó con la aparición de Pepe Habichuela, el terno de cantes que desgranaron juntos fue en mi opinión el punto álgido de la velada.
La seguiriya comenzó con una guitarra soberbia, casi mágica y terminó con el mejor cante que un servidor le haya escuchado a la cantaora en los años que lleva sobre las tablas.Por si fuera poco el dialogo anduvo por los mismos derroteros en la Taranta. El Romance a Córdoba sonó a soleá primero y después Rocío fue Marchena y Marchena fue Rocío y el adorno del romance se elevó colosal. Aplauso y telón.
El tercer segmento vino precedido de la distorsión y del canto difónico en la voz del Niño de Elche, Rocío abandonó la enea y mandó como la solista de la banda descomunal de flamenco rock que nos traía para el postre. De este segmento se va a charlar en todas partes,como si Ramón Montoya no hubiese grabado con un saxofón, como si Sabicas no hubiese conocido a Joe Beck, como si Paco de Lucía no se hubiese codeado con Chick Corea, como si Camarón o Morente no hubiesen electrificado sus cantes, como si Rocío tuviese que justificar vivir en el año y en el siglo que vive.
Colombianas,La Rosa,Los Esclavos y Saeta, con letras que dicen y no quieren solo adornar, con una intensidad y un pulso tan flamenco que dudar es de cobardes y con un alma de rock tan atinada que los que gustamos de electricidad también quedamos impresionados.Soberbios Cantizano,los mellis y Montiel. Descomunal y marciano el niño de Elche.Y así ,con el zumbido y el nervio, nos marchamos tras la ovación.
Yo no voy a hablar de riesgo en la propuesta. Riesgo es no seguir el mandato que tu corazón te dicta, no creer en tu propia luz. Rocío ha decidido parir con dulzura y con furia, con seda y con metal. Y el niño le ha salido precioso.
Raúl Rodriguez se sumó para traer los ecos cubanos del Tres a la guajira y a la milonga. En los fandangos Rocío es ya una maestra y así se vio reflejado. La primera revolución vino en el trabajo tonal del cante, una búsqueda de la notas mas bajas que la tesitura de la onubense es capaz de asumir, un riesgo para buscar a Marchena en su propia voz.
El segundo acto comenzó con la aparición de Pepe Habichuela, el terno de cantes que desgranaron juntos fue en mi opinión el punto álgido de la velada.
La seguiriya comenzó con una guitarra soberbia, casi mágica y terminó con el mejor cante que un servidor le haya escuchado a la cantaora en los años que lleva sobre las tablas.Por si fuera poco el dialogo anduvo por los mismos derroteros en la Taranta. El Romance a Córdoba sonó a soleá primero y después Rocío fue Marchena y Marchena fue Rocío y el adorno del romance se elevó colosal. Aplauso y telón.
El tercer segmento vino precedido de la distorsión y del canto difónico en la voz del Niño de Elche, Rocío abandonó la enea y mandó como la solista de la banda descomunal de flamenco rock que nos traía para el postre. De este segmento se va a charlar en todas partes,como si Ramón Montoya no hubiese grabado con un saxofón, como si Sabicas no hubiese conocido a Joe Beck, como si Paco de Lucía no se hubiese codeado con Chick Corea, como si Camarón o Morente no hubiesen electrificado sus cantes, como si Rocío tuviese que justificar vivir en el año y en el siglo que vive.
Colombianas,La Rosa,Los Esclavos y Saeta, con letras que dicen y no quieren solo adornar, con una intensidad y un pulso tan flamenco que dudar es de cobardes y con un alma de rock tan atinada que los que gustamos de electricidad también quedamos impresionados.Soberbios Cantizano,los mellis y Montiel. Descomunal y marciano el niño de Elche.Y así ,con el zumbido y el nervio, nos marchamos tras la ovación.
Yo no voy a hablar de riesgo en la propuesta. Riesgo es no seguir el mandato que tu corazón te dicta, no creer en tu propia luz. Rocío ha decidido parir con dulzura y con furia, con seda y con metal. Y el niño le ha salido precioso.
Ficha:
Cante: Rocío Márquez
Toque: Pepe Habichuela, Manuel Herrera
Guitarra eléctrica: Raúl Cantizano
Batería y percusiones: Antonio Montiel
Voces: Niño de Elche, Los Mellis
Tres cubano: Raúl Rodríguez
Toque: Pepe Habichuela, Manuel Herrera
Guitarra eléctrica: Raúl Cantizano
Batería y percusiones: Antonio Montiel
Voces: Niño de Elche, Los Mellis
Tres cubano: Raúl Rodríguez
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