domingo, 20 de noviembre de 2011

Homenaje a Moraito. Viernes 18 de Noviembre. Palacio municipal de deportes. Jerez de la Frontera.


Fotografía: Ana Palma.

No habrá forma humana ni divina de llenar el hueco que Manuel Moreno Junquera, Moraito Chico, ha dejado en el flamenco.  La unanimidad entre compañeros de profesión, amigos, familia y conocidos sobre la calidad humana del guitarrista de Santiago, se suma a la personalidad indudable de su sonanta y al sello de jerezanía que Moraito imprimía a cada una de sus interpretaciones.
Su universo, ese mundo flamenco en el que se movía como pez en el agua, ha decidido reunirse para homenajearlo, recordarlo y poner en valor su figura. Anoche, durante algo más de cinco horas, Jerez celebró entre la congoja y la alegría el haber tenido la suerte de conocer y disfrutar de la guitarra del maestro jerezano. Más de cincuenta artistas reunidos con el único objetivo de honrar su memoria.
Diego del Morao, su hijo, tuvo la responsabilidad de abrir la noche tras un emotivo preámbulo de Jesús Quintero. El televisivo presentador  decía que estando Moraito ahora junto a Caracol, La Paquera, Camarón o La Perla, daban ganas de morirse para subir a escucharlos. La bulería de Diego repasó las falsetas  de su padre y puso al abarrotado Palacio de Deportes en pie para ovacionar al inconfundible sello del genio de Santiago.
Diego y Manuel Parrilla fueron también los encargados de poner armonía y compás al grupo femenino formado por Tía Juana la del Pipa, La Macanita, La Chati o Mª del Mar Moreno.  Tientos-tangos, soleá  y varios momentos por bulerías, que nos dejaron la estampa siempre formidable de Tía Juana, o una pataita de María del Mar Moreno de las que se quedan con un gusto dulce pegado al paladar.
También junto a Diego del Morao pudimos vivir, en la voz de José Mercé, uno de los momentos más emotivos de la noche.  La imagen de Mercé y Moraito es por derecho propio una de las más icónicas de la historia reciente del flamenco. Mercé anduvo muy entregado por soleá, evidenciando la emoción del momento. Por bulerías cantó “Que mala suerte la mía, se me ha ido mi Morao cuando más falta me hacía. “ Cerrada ovación y público en pie.
Fotografía: Ana Palma.
El Capullo tiene algo diferente, es un cantaor singular y único. Así lo significó, poniendo “patas arriba” a la platea. Por muchas veces que uno lo vea no deja de sorprender gratamente la respuesta apasionada del público, que coreaba los estribillos de sus tangos como si se tratase de un cantante pop. Las bulerías, acompañadas magníficamente por su habitual Niño Jero, tuvieron su punto y final con una letra, y cito literalmente, “Me la voy a inventar ahora mismo para el Morao”. Genio y figura.
Las cuerdas de Juan Diego y Fernando Romero pusieron tono a la primera remesa de cantaores de Santiago. Pepe de Joaquina, Lorenzo Gálvez Ripoll, Joaquín y Enrique de los Zambos y Mateo Soleá se batieron el cobre por bulerías mientras Angelita Gómez, Manuela Carpio o el Bo bailaban al compás de Jerez.
Paco Cepero dio una fabulosa pincelada de “Aguamarina” para rendir tributo a quien fuese su alumno y en sus propias palabras, “el guitarrista más flamenco de la historia” y dar paso a la segunda remesa de cante de Santiago. José Ignacio Franco y Juan Diego pulsaron esta vez para las voces de Enrique Soto, Luis el Zambo y Fernando de la Morena.  Levante, bulería por soleá y seguiriyas, ante un público un poco disperso al que Fernando de la Morena tuvo que pedir silencio en un par de ocasiones.
El baile surgió de los pies del Pipa y de la voz de su Tía Juana, una estampa familiar por soleá con una gran interpretación del maestro jerezano. Estilizadísimo y muy crecido en escena, acabó por poner al público en pie, con todo merecimiento. Tras él, Miguel Poveda, posiblemente el momento más esperado de la noche, se arrancó por seguiriyas acompañado por Manuel Parrilla. Visiblemente emocionado, el cantaor de Badalona, entonó “Desde que te fuiste cómo hemos llorao, si yo pudiera estar contigo en el cielo, pa cantar a tu lao”. A continuación agradeció a Moraito haberlo introducido en el flamenco jerezano y haberle dado la oportunidad de conocer las entrañas de un pueblo y una cultura especiales. Por bulería estuvo un poco más flojo de lo que en él es habitual, pero aún así, Poveda no sabe cantar mal, no tiene la capacidad de no destacar y brillar sobre las tablas.
Manuel Molina abrió con su poesía el turno de la Bohemia. Bohemia con mayúsculas, ya que anoche El Torta anduvo iluminado, y eso es sinónimo de sensaciones fuertes y pasiones desmedidas entre el público. Por levante Juan Moneo Lara estuvo correcto, sin más, dejando claro en su discurso que el más grande de los flamencos era precisamente el que faltaba ayer noche, refiriéndose al homenajeado. Por bulerías fue harina de otro costal. Colosal desde la primera estrofa, el público no dejó de jalearlo y acabó completamente rendido a sus pies. Anoche El Torta nos dio una de arena.
Fotografía: Ana Palma.
El otro Moneo del cartel, Manuel, tuvo que lidiar con la papeleta de cantar después del vendaval, lo hizo por seguiriyas, magistral como siempre y por bulerías, poniendo punto y final al flamenco de corte ortodoxo y pasando el testigo a la parte más suave del homenaje. Niña Pastori en primer lugar y Diego el Cigala a continuación fueron los encargados de  poner el punto de fusión y aperturista de la velada. El remate de este segmento final lo pusieron Curro y Pelé, o lo que es lo  mismo, Navajita Plateá con los que en principio se cerraba el cartel oficial.

La gran sorpresa de la noche sin embargo estaba por llegar, Carpeta y Farruquito pusieron la guinda en un fin de fiesta puramente jerezano. Un fin de fiesta donde realmente era extraño no ver la figura de Moraito y su melena plateada.
Jerez se despedía así de una de las grandes figuras que  el flamenco de la tierra ha parido en los últimos años. En unas semanas otro homenaje a Moraito tendrá lugar en Madrid. Un homenaje con nombres como los de Paco de Lucía, Arcángel, Carmen Linares, Raimundo Amador  o Manolo Sanlúcar.  El porqué de que los primeros espadas homenajeen en Madrid y no en Jerez es un misterio para el que suscribe. Moraito era sinónimo de jerezanía, era el soniquete de esta tierra y no deja de sorprender que la organización del homenaje haya decidido alejar tantos kilómetros  a los grandes nombres del pueblo que vio nacer a Manuel Moreno Junquera, y del pueblo que llevó como bandera y como  armonía en su guitarra por todo el mundo. Anoche ese pueblo, el suyo,  lo honró y lo despidió calurosamente. 






Texto: Javier Prieto.
Publicado en La Voz de Jerez: http://www.lavozdigital.es/jerez/v/20111120/sociedad/honores-flamencos-para-moraito-20111120.html

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