
La primera cosa que llamó nuestra atención fue que El Pele quiso dar protagonismo de salida a sus músicos. El primer número de la noche por abandolaos se ejecutó de forma instrumental.
El Pele comenzó de pie por tonás y martinetes, tres letras para ir calentando las cuerdas vocales y sin tomar asiento decidió atacar los cantes por soleá. Ya en la primera letra quebró la entonación y las palabras salieron llorando de su garganta. Con cambios de volumen y entonaciones imposibles lo bordó por Triana y Utrera.
Personalísimo decidió rematar las malagueñas, sentidas y dolorosas, por fandangos. Un nuevo ejercicio de control del volumen y una oportunidad para destacar el excelente acompañamiento de sus músicos. Malagueñas que el cordobés dedicó al pueblo japonés.
En las seguiriyas anduvo arriesgando al limite con el compás. Intensificó la jondura al final del cante y la apuesta por Manuel Torre le salió redonda.

Ya lanzado hacia el final, decidió comenzar con la aflamencada Alfonsina y el mar para acabar dando el do de pecho por bulerías, pataita incluida.
Su forma de afrontar los cantes, su manera de levantarse y agarrarse a la silla, sus entradas y salidas de escena, su comunicación con los músicos...
Todo en El Pele es diferente, es veraz y único. Un cantaor que merecía esta apuesta y puesta de largo en un ciclo como Flamenco Viene Del Sur.

Cante:
El Pele.
Guitarra:
Patrocinio hijo.
Niño Seve.
Percusión:
Cesar Moreno Güito.
Texto:
Javier Prieto.
Fotografía:
Ángela Gentil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario