jueves, 29 de septiembre de 2016

Pastora Galván. Mírame. Bienal de Sevilla 2016. Miércoles 28 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.

Estaba contentísimo, casi relamiendome por haber tenido una Bienal tan plácida, ni una mala crítica en mis dedos, nada que desentonase con un estado de ánimo, que les confieso, ronda la calle de la alegría últimamente. Y Pastora Galván, por la que bebo los vientos, me sacó completamente de esta ensoñación. No entendí nada de lo que propuso Pastora y el planteamiento formal no encierra una complejidad como para no entenderlo.
Pastora vino a hacer un repaso de sus diez años de carrera y de sus cuatro espectáculos como primera figura del baile. Si es pronto o no para hacer este repaso es algo que no me compete a mi  valorar, lo que es cierto es que la sensación que deja este "Mírame"  es la de un espectáculo metido con calzador para que Pastora estuviese en esta Bienal de 2016.
Y, o la puesta en escena era tan vanguardista que no me enteré de la misa la mitad, que podría ser, o "Mírame" es un clamoroso despropósito dramatúrgico y estético.
Pastora baila de miedo, que quede claro. Y no en este espectáculo, bailaría de miedo en chanclas en Matalascañas con un tinto de verano en la mano. Tiene oro en las manos y en los pies y hasta la estampa mas grotesca o mas burlona adquieren un sentido en sus pasos. Pero el problema no radicó anoche en su baile, fuese este por bulerías festeras deTriana, por seguiriyas, acompañando música de Goran Bregovic o en cualquiera de los pasos de "La Francesa".
El problema fue una pésima selección del orden de los bailes y una absoluta calamidad en la puesta en escena, con luces entrando a destiempo, cantaores saliendo a medio cante, micrófonos que no sonaban, veinticinco minutos de retraso  para empezar y veinticinco minutos seguidos de disparate tragicómico. Recuerdo haber alabado hace dos años la dirección escénica que Antonio Canales había propuesto para "&dentidades", con un orden y una fluidez dignas de elogio. Pues bien, el polo opuesto es este "Mírame". Y es tan desastroso que casi se lleva por delante a un descomunal Juan Requena que lo bordó por tarantos o a una maravillosa Angelita Montoya, que estuvo sobresaliente en cada cante flamenco y en cada cante arabesco. He de reconocer que me reí a mandíbula batiente, pero como el que se ríe viendo una obra escolar pasada de rosca.
El espacio que ayer ocupó Pastora casi forzadamente, es un espacio cerrado a otros artistas que merecen estar sobre las tablas del Lope en Bienal tanto como ella. Artistas como Mercedes Ruiz, Leo Leal, El Junco, Joaquín Grilo, Andres Peña, Pili Ogalla, Rosario Toledo, Marco Vargas y un larguísimo etcétera que no cuentan con la facilidad que los Galván  cuentan para mostrar su arte en la Bienal, a pesar de estar perfectamente capacitados para presentar espectáculos sólidos y muy bien ejecutados. Y esta facilidad para que te programen debe ser una responsabilidad para Pastora e Israel, que era ayudante de dirección. Calificar lo de anoche como ópera bufa es un menosprecio a los que hacen humor en escena trabajando con todo su corazón. A un servidor le encanta reírse y tengo entre mis tesoros flamencos "La Gloria de mi madre" de La Choni. Pero incluso si lo que quería Pastora era hacer reír no basta con ponerse una peluca e imitar a las Grecas, la comedia también es algo que se trabaja concienzudamente y que merece mas esfuerzo y respeto.
En definitiva, que por primera vez me fui en esta Bienal a casa pensando que lo visto sobre las tablas no estuvo a la altura del que es considerado el mayor evento flamenco del planeta. Y por primera vez salí de un espectáculo de Pastora compadeciéndome por aquellos que habían pagado su entrada.





Baile: Pastora Galván.
Cante: Angelita Montoya, La Tana y Jeromo Segura.
Guitarra: Juan Requena.
Percusión: José Carrasco.
Acordeón y Zanfoña: José Manuel Vaquero "El Pajaro".
Contrabajo: Álvaro Ramos.


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Anabel Veloso. Secreto a voces. Bienal de Sevilla 2016. Martes 27 de Septiembre. Teatro Central.

Uno se pone en la piel de Anabel Veloso y es probable que actuase de manera parecida. Anabel no es una novata, ni una bailaora que pase desapercibida, pero quizás la almeriense no está en las quinielas de las actuaciones fijas de la Bienal. Si a un servidor le dieran la oportunidad de presentar mi trabajo en un Teatro Central y poder llevar lo que me apeteciese en escena, creo que casi cualquiera que estuviese sobre las tablas sería digno de tener espectáculo propio.
Lo que hizo anoche la bailaora transitó por estos derroteros. Sobre la escena hubo en algunos momentos 25 músicos, entre ellos la Orquesta Bética de Cámara o Dorantes acompañado a la batería por Javi Ruibal.
Y evidentemente mantener el foco sobre el baile con tal cantidad de estímulos es una misión harto complicada. Anabel lo consiguió por momentos, sobre todo en una soleá bailada con una sensibilidad y un plante sobresalientes. En otros el acompañamiento le robó el protagonismo. Pero que quieren que les diga, ole por ella, por ser valiente y por darse el gusto de hacer algo tan complejo.
Hay que tener en cuenta que hay tres coreógrafos distintos y cuatro compositores musicales diferentes. Tres espacios escénicos, proyecciones, cellos bajando a escena desde las alturas. Vamos, un montaje muy complicado.
En lo positivo queda que no nos dio tiempo a aburrirnos, cuando no andabas embobado escuchando a la orquesta, Diego Villegas te dejaba boquiabierto dándole aliento al saxo, al clarinete, a la armónica o a la flauta. Cuando Londro o un enorme Juan de Mairena, no te quitaban el aliento cantando, te las tenías que ver con todo un Dorantes y un descomunal Javi Ruibal.
En la propuesta visual hay que destacar que Anabel ahonda en la búsqueda de unidad entre lo lírico y lo flamenco. Algo que ya hiciese en su "Poema Sinfónico nº 2". El maridaje entre música clásica, estética casi operística y flamenco es su sello personal y en mi corta carrera como juntaletras creo que es un sello único en el mundo del flamenco.
Muy reseñables varios momentos, además de la ya comentada soleá. La coreo en solitario "Olor a Romero", el acompañamiento con mantón a la "Caravana de los Zíncali" o la primera parte de las alegrías rayaron a gran nivel. El mantón le jugó malas pasadas en la segunda parte de las citadas alegrías y deslució un baile que iba para nota.
Dorantes , como siempre, estuvo soberbio, sonaba "Caravana de los Zíncali" abrazado por toda la orquesta y uno entendía que cualquier artista quiera bailar una pieza de suya. Su música además de compleja  es de una sensibilidad tremenda. Y en solitario se fundió en un ser de cuatro brazos y dos cabezas con ese superdotado de la percusión y la batería que es Javi Ruibal.  Sobre este momento en concreto tengo anotado en mi libreta " me da igual que música toquen, suenan perfectos".
Así que en lineas generales volvimos a ver a una Anabel, que por una cosa o por otra, arriesga cada vez que propone un espectáculo. Ya sea bailando entre tiburones o midiéndose a los mas grandes sobre las tablas.


BAILE Anabel Veloso

PIANO EN COLABORACIÓN ESPECIAL Dorantes

CANTE Miguel Soto “El Londro”, Juan de Mairena

GUITARRA Javier Patino

FLAUTA, SAXO Y ARMÓNICA Diego Villegas

PERCUSIÓN Carlos Merino

BATERÍA (Dorantes) Javi Ruibal

ARTISTA INVITADA Irene de Paz

DIRECTOR DE LA ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA Michael Thomas

ARREGLOS DE LA ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA Michael Thomas y Diego Villegas

MÚSICOS DE LA ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA

VIOLINES I José Manuel Martínez Melero y Alan Andrews

VIOLINES II Elena Fernández González y Lourdes Galache Ruiz

VIOLAS Ignacio Manzano Fernández y Verónica Micó García

VIOLONCHELOS Ana Sánchez Barrueco y Benjamín Rodríguez García

CONTRABAJO Eduardo Rodríguez Spínola

OBOE Jacobo Díaz Giráldez

CLARINETE Antonio Salguero Montesino

TROMPAS Lorena Martín Núñez y Manuel Enamorado Arjona

TROMPETAS Ignacio Gallardo Leal y Andrés Martínez García

ARPA María Vicenta Diego Peris


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

Antonio Reyes y Diego del Morao. Directo. Bienal de Sevilla 2016. Martes 27 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.

Lo que hace Antonio Reyes es tan sencillo, tan claro y tan limpio que a uno se le olvida lo difícil que es hacerlo así de bien. Avalados por la buena acogida que su disco conjunto ha tenido, se presentaban Chiclana y Jerez sobre las tablas del Lope. Diego es esa guitarra que suena a Gitanería y calle Ancha, la que se asoma a casa de su padre dando la vuelta a la esquina, después de echar la mañana con los Carrasco. La guitarra que aúna en sus bordones el pasado y el futuro. Antonio tiene a Camarón y a Rancapino metidos en la garganta, como si se los hubiese bebido de chico.
Lo demás es aprendido, es estudiado y eso lo hace mucha gente. Pero esa cuna sale a borbotones cuando se juntan.
El que vaya a leer hoy a los grandes popes de la palabrería flamenca seguramente encuentre referencias a Mairena y a Caracol.
Porque Antonio ayer quiso dejar esa sensación y esos nombres sobre las tablas.  Antonio sabe donde está cantando y como dejar al aficionado satisfecho, no hay nada como pasarle la manita por el lomo a los egos flamencos para quitarse presiones de encima. Pero a mi, Antonio me suena a estero y a salina, por mas soleá de Charamusco que cante. Por alegrías suena tan bien que da casi placer físico escucharlo. Aúna paladar y riesgo en los tiempos y es a mi entender junto a Palomar el gran referente cantiñero en la actualidad, aunque por vaya usted a saber que razón, esto esté menos premiado que catar bien por soleá. Así que ya saben ustedes, cantó por soleá recordando a Mairena, algo que con anterioridad había hecho por livianas, con la sonanta de Diego dejando entrever ecos de su "Pago de la Serrana".
El otro punto álgido de la velada vino cuando Antonio puso los dos pies en casa de Diego, y cantó por seguiriyas de Marrurro y Manuel Torres. Con los cantes de Jerez, Diego se vino arriba y sacó la mejor guitarra de toda la noche.
Antonio y Diego nos van a dar mas alegría en un futuro, seguro. Acaba de emparejarse,como quien dice, y se gustan muchísimo el uno al otro. Eso se les nota al tocar y cantar.
La buena salud del cante "palante" se ha dejado ver en esta edición de la Bienal, en la que Jerez, Chiclana, Cádiz y Lebrija han dado el do de pecho.
Granada en la voz de Marina Heredia nos espera el sábado para terminar de confirmar las buenas sensaciones.


CANTE Antonio Reyes
TOQUE Diego del Morao
PERCUSIÓN Juan Grande
PALMAS Chícharo de Jerez, Diego Montoya, Tate Núñez

 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.


lunes, 26 de septiembre de 2016

Antonio Canales. Trianero. Bienal de Sevilla 2016. Domingo 25 Septiembre. Teatro Lope de Vega.

 Charlaba anoche, tras el espectáculo, con un amigo bailaor de como habíamos conocido cada uno a Antonio Canales.
 Resulta que para muchos, que no hemos tenido ni cuna ni escuela flamenca,  Canales fue en una época junto a Joaquín Cortés el referente mundial de este baile que es el nuestro. Evidentemente en el momento en que te interesabas por rascar un poco la superficie, la comparación entre uno y otro  se esfumaba como el humo. Canales era un grande. grande de verdad. Había bailado con todos los maestros de renombre internacional y proponía algo que muy pocos había hecho hasta su aparición, una linea dramática vertebrada y coherente.
Pues bien, quitando una colaboración con Arcángel hace un par de años, un servidor no había tenido la fortuna de ver a Canales bailar todavía. Así es la vida, era uno de los grandes nombres que me faltaban por disfrutar. Me había bebido muchas horas de vídeo hasta verlo ayer al fin en directo.
Y tengo que decir que me alegro muchísimo de que la vida sea así de caprichosa y de precisa. Que tu primera vez con Canales sea con "Trianero" es un lujo. Es empezar a ver a Antonio justo en el momento en que nos cuenta quien es y de donde viene. Y es que eso es lo que hizo anoche el bailaor. Se fue a Triana, a un corral de la calle Castilla a enseñarnos de donde sale su esencia, su baile.
Y lo hizo rodeado de los suyos, de la gente del arrabal que canta y baila desde que se construyese el Puente de barcas.
Pero Antonio quiso mostrar a Triana sin  la cara maquillada, sin las macetas llenas de flores y sin las luces de la Velá. Quiso que los años setenta y ochenta estuviesen presentes, que imaginásemos portales apuntalados, fachadas derruidas y especulación inmobiliaria. Se presentó en un corral invadido por los andamios y una montaña de arena de construcción. Y allí bailó y bailó.
Bailó plantando cara a los señoritos por seguiriyas, bailó por dos mendrugos de pan que repartió con los vecinos del corral, bailó por fiesta en una noche de borrachera, bailó por sevillanas en la feria y bailó en un circulo de villancicos a compás. Antonio contó Triana bailando, y bailando muy bien.
Por si fuera poco , no solo contó sino que reivindicó y tuvo los arrestos de hacer justicia, me explico.
El espectáculo que propuso Canales trajo al Lope de Vega lo que Bienal suele arrinconar en el Hotel Triana. Canales subió al teatro de Sevilla a los cantaores que sostienen la esencia del barrio que al flamenco sevillano le da fama y solera. Y trajo a las tablas a su madre Pastora, a que nos cantase por sevillanas y se bailase una letra con su hijo, a que nos cantase por bulerías y que nos sacase las lagrimas a todos.
Y sobre todo reivindicó a la colosal Carmen Ledesma, que atesora en su baile tanta sabiduría y tanta verdad, que uno no se explica como no está subida a los altares del flamenco de esta ciudad.
Antonio acabó de rodillas sobre la montaña de tierra que es la tierra de su raíz y en la que ha crecido. El espectáculo es además estéticamente deudor de otro maestro sevillano, este del teatro, Salvador Távora, del que me estuve acordando la hora y media que estuve sentado en el Lope.
Una reivindicación de lo popular, de la normalidad del flamenco, de lo vinculado que este arte ha estado a la gente llana y de la poca importancia que tiene la técnica cuando el corazón está sobre la mesa.
Anoche un servidor, gaditano de nacimiento y de corazón, se sintió orgullosamente sevillano, orgullosamente trianero y orgullosamente cerca de  un Antonio Canales capaz de cristalizar toda la bondad y toda la generosidad de un barrio sobre las tablas.



Elenco Artístico: Antonio Canales, Antonio Moya, Carmen Ledesma, David el "Galli", el "Maera", el "Polito", Herminia Borja, LLuis Peña, Mari Peña, Paco Iglesias, Pastora de los Reyes y Pol Vaquero.


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.



jueves, 22 de septiembre de 2016

Dani de Morón. 21. Bienal de Sevilla 2016. Miércoles 21 de Septiembre. Real Alcázar.

Dani de Morón tiene 35 años, recién cumplidos, dos discos solistas en el mercado y un tercer disco con nombre propio a punto de salir a la luz. Ha tocado con lo mejor del cante y del baile flamenco. Tiene 35 años y su nombre está en boca de todo el mundo.
Anoche el Alcázar se abría para ponerle una silla en el centro del escenario y a su lado se sentaron ni mas ni menos, que Rocío Márquez, Jesús Méndez, Duquende y Arcángel. Solo Duquende supera los cincuenta años. No se si el dato dice algo, pero es que Rocío está a puntito de cumplir los 31, Jesús 32 y Arcángel tiene 39. Si a estos le sumamos, a David Paalomar, José Valencia, Antonio Reyes, Marina Heredia y Diego del Morao, por nombrar solo los que recuerdo en esta Bienal de 2016, nos podemos hacer una idea de en que momento nos encontramos en el flamenco y de la buena salud que el cante y el toque están demostrando, le pese a quien le pese.
Lo de anoche fue una escenificación de como late esta generación, y Dani fue el maestro de ceremonias. Ya sabemos lo sobrado que anda de técnica, de soniquete y de sensibilidad, es un maestro de su instrumento y ver entre el público a M.Ángel Cortés o Tomatito nos debe dar una pista de la repercusión que está teniendo en el mundo de la guitarra. Y lo hace tanto como concertista como acompañante. Ya el año pasado en el recital de Arcángel en este mismo escenario con "Estruna", escribí sobre como Dani es capaz de convertirse en un solista en el espacio que una falseta ocupa entre cante y cante. Anoche quiso proponer esta forma de acompañar al cante y de que el cante acompañe al toque, que es su marca. Empezó haciéndolo con Rocío, que se presentó por granaína y milongas. La onubense arrancó con una letra que un servidor, que es muy jartible de su discografía y su trayectoria, ya le escuchara en aquel lejano DVD "Aquí y ahora", que grabase justo tras ganar la lampara de La Unión. Es una delicia ver como le ha dado la vuelta a su propio cante y como crece y crece sin visos de estancarse. De Marchena rescató la milonga que ya apareciese en su hasta la fecha último LP,  "El Niño" y se despidió por caracoles, que si no me fallan las predicciones irán en el disco futuro. Elegantísima como de costumbre y con un dominio de los tonos impresionante.

A continuación Jesús Méndez sacó La Plazuela a pasear, primero soleá por bulerías  de ensueño y después bulerías que acabó de pie frente al público, a viva voz, con letra de fandangos insertadas en los tiempos de Jerez. Jesús suena a Jerez por los cuatro costados y le puso un punto de jondura enorme al espectáculo.
Israel Galván es de otro planeta, se mueve de una forma en la que nadie mas lo hace y estoy convencido de que los que lo admiramos, realmente no nos enteramos de la mitad de lo que quiere proponer. Hay quien tiene duende, pero Israel es ese duende. Bailó al fondo del patio de butacas y en la primera fila, tocando palmas sobre la mano de algún, imagino, alucinado espectador. Sobre el escenario, bailó solo, entre los Mellis  mirándolos divertido, y sobre un cajón flamenco. Hace algo muy serio, de lo que se ríe y de lo que te pide que te rías y que te tomes en serio a un mismo tiempo, es un genio. Dani nos contó de palabra, lo emocionado que estaba por el evento y por tocarle e Israel en especial.
En soledad, la guitarra creó un fantasía por granainas que casi daban ganas de cantar. Dani pulsó, tremoló, golpeó y rasgó  de todas las maneras posibles mientras nos quedábamos con la boca abierta.
Duquende se arrancó fortísimo por levante, tan fuerte que le faltó el fuelle para las seguiriyas. A pesar de ello sacó el cante camaronero  a relucir y empujó con todo su cuerpo para dar lo mejor que tenía.
Y al final salió Arcángel, pausó unos tientos de escándalo y a continuación fue haciendo lo que le dio la gana con una letra de soleá tras otra. Domina la voz, domina el ritmo y domina las formas del cante a su antojo. Hace lo que otros solo imaginan, tiene sello personal y recuerda a los mejores de la historia. Ya me he dejado llevar, que le voy a hacer si me enamora este cantaor.
El fin de fiesta por tango fue lo mas flojillo de una noche memorable, poca jarana para acabar y mucha preocupación por dar a la guitarra su sitio protagonista.
Aun así,  el que escribe salió satisfecho y pleno. Volver a casa paseando junto a la Giralda con el fresquito del maravilloso otoño sevillano, es aun mas placentero cuando te vas sabiendo que el flamenco tiene una salud de hierro. Que el futuro está asegurado por gente  que además de ser trabajadores, constantes, curiosos y con enorme sensibilidad artística, son buena gente. Así en general, quien haya tenido la fortuna que un servidor tiene gracias a esto de escribir, de conocer a cualquiera de los nombres de hombres o mujeres que he mencionado, sabrá que lejos de las envidias , comparaciones y ojerizas que los grandes criticones quieren transmitir, hay una generación flamenca que es fantástica en lo artístico y en lo personal. El pasado está recogido en los discos y el presente es para disfrutarlo, y Dani Méndez lo sabe mejor que nadie.


Guitarra: Dani de Morón.
Cante: Rocío Márquez, Jesús Méndez, Duquende y Arcángel.

Baile: Israel Galván.
Palmas: Antonio Montes, Manuel Montes, Carlos Grilo y Diego Montoya.



 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Gerardo Núñez & Flamenco Big Band. Bienal de Sevilla 2016. Martes 20 de Septiembre. Teatro Central.

Como ya hiciese Chano Dominguez con WDR Big Band, o con Wynton Marsalis, o como ocurriese con la Flamenco Big Band de Perico Sambeat, Gerardo Núñez nos ofreció anoche una maridaje perfecto entre nuestra música y la máxima, por numerosa, expresión del jazz.
No es habitual la presencia de la guitarra como solista en compañía de una Big Band, quizás el swing sea el estilo que mas se ha regalado en este sentido y salvando las estratosféricas diferencias, quizás el referente mas reciente de guitarra solista con Big Band sea Brian Setzer.
Gerardo propone una revisión de sus canciones con la Big band de Canarias y con su propio sexteto de flamenco-jazz como acompañamiento. En total 22 personas sobre las tablas. Bueno 21 hombres y una sola mujer, que esto también me pareció llamativo.
Hay algo que me ocurre cada vez que tengo que comentar un concierto de guitarra y ayer no fue una excepción, me quedo un poco en blanco. Todos los guitarristas de renombre están ahí no solo por su capacidad para emocionarnos, sino por ser técnicamente sobresalientes. Un servidor, que no sabe poner los dedos en una guitarra, no se siente cómodo hablando de picados, trémolos y alzapúas, que le voy a hacer. Así que me toca tirar de honestidad y decir que el concierto fue en general una delicia para mis oídos.
Con la fortuna, por ende, de que Gerardo me emociona cuando toca, algo que con otros enormes guitarristas no me ocurre. Pero es que lo de la emoción es algo no solo subjetivo, sino que incluso se transforma y muta con el tiempo.
La mezcla suena a gloria, aunque para que no se me acuse de vago voy a ponerle unos puntitos criticones. La guitarra sonaba muy baja cuando la banda estaba tocando y nos perdimos gran cantidad de matices en los dedos del maestro jerezano. El baile de Carmen Cortés para un servidor no casa con la propuesta que vimos anoche. Carmen baila a las mil maravillas, vaya por delante y estéticamente dotaba de un sentido un poco nostálgico a la propuesta. Pero la cantidad de contratiempos, síncopas y quiebros maravillosos que inventaban los dedos de Gerardo y los pulmones de la Big Band, no terminaban de fusionarse con un baile de trazas mas añejas.
Evidentemente, esto es opinión del que escribe y quizás mi vecino de butaca le haya contado otra película a sus amigos. Pero es que yo no dejaba de imaginar en el centro del escenario a una Rocío Molina, a una Olga Pericet, a un Rafael Estévez o a un Andrés Marín.
Entiendanme, no se trata de los nombres, sino de las formas, de un estilo de baile que creo que liga perfectamente con lo que ayer nos movía los pies y el corazón. Me la juego, por si Gerardo me leyese de rebote y le propongo a Melísa Calero para este enlace.
Por lo demás, el concierto fue un deleite, iría nombrando piano, percusión, batería y contrabajo, pero es que todo el que estuvo sobre las tablas, estuvo de cine. Uno, que es adicto al bolígrafo y la libreta durante las actuaciones, guardó los enseres de trabajo en la mochila y se sentó a disfrutar. Sin analizar demasiado, solo asombrándome de como este genio de la guitarra ha armado una propuesta tan deliciosa.


Guitarra: Gerardo Núñez
Cante: Antonio Carbonell
Baile: Carmen Montoya
Percusión: Cepillo
Piano: Moisés Sánchez
Batería: Marc Miralta
Contrabajo: Toño de Miguel
Saxo alto: Norberto Arteaga, y Paco Dorta
Saxo tenor: Kike Perdomo y Marcos Pérez
Saxo barítono: Juan Antonio Martín
Trompetas: Julián Díaz, Natanael Ramos, Gustavo Díaz e Idafe Pérez
Trombones: Cristo Delgado, Pablo González, Damián González, y Adams Pérez.


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

Javier Barón/Rafael Campallo/Alberto Sellés. Inmanencia. Bienal de Sevilla 2016. Martes 20 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.

-Se parecen mucho y no se parecen nada-, decía una señora en la butaca de detrás. Y es cierto, hay un algo intrínseco en la manera de bailar de los tres protagonista de estas letras que los hace parecer similares.
Debe ser esa la inmanencia que daba nombre al espectáculo. Ese concepto filosófico de lo que permanece en nuestra misma esencia. El cómo cada uno lleva esa esencia al baile es harina de otro costal. El espectáculo se define en una sola palabra: Baile. No estamos ante una puesta en escena de corte teatral ni con una línea dramática que lo unifique. Vimos propuestas individuales, en pareja y en trío. Todos bailaros solos y todos bailaron con todos. Y los tres bailaron de dulce, porque los tres son enormes bailaores. A partir de aquí los gustos personales son los que van a inclinarte el "ole" de un lado o de otro. Alberto Sellés estuvo elegantísimo en unas templadas y angulosas peteneras. Se le vio disfrutar de lo lindo en los dúos y fue sin duda el que mas cómodo se desenvolvió en las coreografías grupales. Supongo que el Ballet tiene gran parte de culpa de esto último. Rafael Campallo buscaba la aprobación de la platea casi en cada remate, se desenvolvió con fluidez en los pasos a dos, dejando también un momento precioso por cantiñas. Su baile individual, por seguiriyas, también se enfocó en llegar al patio de butacas  y quizás adoleció de cierta mirada interior.
Javier Barón pasó apuros en el colectivo  pero anduvo sobrado en los dúos, sobre todo en los tangos con Rafael. Su soleá por bulería fue a ojos de un servidor lo mejor de la velada. Pausado, preciso y con unos brazos personalísimos. Como verá cualquiera que sepa leer entre líneas, los gustos personales son los que han decantado mis "oles" en una u otra dirección.  Simplificando muchísimo las cosas, a Alberto se le nota el Ballet, a Rafael se le transparenta el tablao y a Javier le vemos los años de compañía y de teatros .En los "peros" a este "Inmanencia" hay que resaltar un par de cosas. El vestuario de los bailaores, muy sobrio, no molestó ni destacó, pero en las cantiñas finales las camisas chirriaban como una cadena oxidada. Tres camisas rojas, cada una en un tono de rojo distinto, sin unidad. Por otra parte y aunque es cierto que el espectáculo no tiene una linea dramática ni teatral, si que trata de jugar con la continuidad entre escenas y pone tres enormes telas correderas colgadas del techo y estos elementos hay que cuidarlos. Las transiciones estuvieron mal, con Javier sacando dos telas al final de un cante y la tercera al principio del siguiente, a toda prisa. Escenas ligadas en los cantes pero sin ligaduras en la iluminación, cantaores entrando en escena a medio cante.
En una lejana Bienal de 2010 ya comenté algo parecido de "Vaivenes" de Barón, los mismos defectos de forma, que siendo justos se solucionaron a posteriori cuando disfruté  "Vaivenes" de nuevo en el Festival de Jerez de 2011.
Esperemos que vuelva a ocurrir igual y que estos detalles desparezcan para que solo estemos pendientes del enorme baile de Javier, Rafael y Alberto.




Baile:  Javier Barón, Rafael Campallo y Alberto Sellés
Guitarras: Miguel Pérez y Manuel de La Luz
Cante: Jeromo Segura y Javier Rivera
Palmas: Roberto Jaén y Jose Luis Pérez-Vera


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

martes, 20 de septiembre de 2016

Ballet Flamenco de Andalucía. Tierra Lorca. Cancionero Popular. Bienal de Sevilla 2016. Lunes 19 de Septiembre. Teatro Maestranaza.


Rafaela Carrasco se despedía de la Bienal como directora del Ballet Flamenco de Andalucía. Y apostaba por un tema que ha sido una constante en la reciente historia del flamenco, Federico García Lorca. El poeta granadino quedará para siempre no solo como artista inspirado, sino como musa inspiradora para cientos de artistas, una trascendencia que pone de manifiesto la profundidad y el calado de su obra. Lorca grabó con Argentinita el célebre LP "Colección de canciones populares españolas", que vino a vertebrar el espectáculo y la apuesta del Ballet. La Argentinita era la otra gran inspiración del espectáculo, que no solo contó con sus imágenes y su cante, sino que inspiró, al menos en espíritu, la estética coreográfica, en la que pudimos fantasear con "Las calles de Cádiz", "El Café de Chinitas" o "El amor brujo".
Así de complejo y así de sencillo. 
Complejo porque recrear y revisar el cancionero conlleva tomar riesgos que pueden no agradar a todo el mundo. La valentía de hacerlo además de en Rafaela, cayó en las manos de Jesús Torres y Juan A. Suárez "Cano". Y se arriesgaron dotando de electrónica a los ritmos en algunos pasajes o pulsando flamencamente letras que no lo eran con la inestimable ayuda de Antonio Campos y "El Pulga".
Y sencillo, porque Rafaela después de estos años al frente del Ballet, tiene armado un grupo que baila como un solo cuerpo, que hacen fáciles coreografías complejísimas. Sencillo porque David Coria y Hugo López son dos bailaores que por si solos se pueden encargar de llevar un espectáculo adelante. Y sencillo sobre todo, y aquí se me van a ver las costuras, porque contar con Ana Morales en tu elenco es como si el viento y el agua estuviesen a tu servicio.
 El repaso danzó el "Zorongo Gitano", "Anda Jaleo",  "Los cuatro muleros", "El romance de los pelegrinitos", "El Café de Chinitas", "Las morillas de Jaén" y " Sones de Asturias". Cada una de las coreografías colectivas tuvo el sello de Rafaela, quedando en mi paladar una excelente ronda de tangos de Granada, bailados melena al viento por las féminas, que nos llevaron al imaginario romántico de los bailes gitanos del Sacromonte.
De las coreos individuales comentar el trabajo de velocidad y elegancia que Hugo López nos regaló por bulerías, la racialísima Farruca de David Coria, el precioso dúo de Coria y Carrasco con el mantón. Y por encima de la media, por encima del sobresaliente general, la petenera mágica que Ana Morales bailó con bata de cola y que a un servidor le paró el pulso. Ana baila tan fluida y tan natural como un río y es difícil que alguien no se embeba de su cadencia.
El teatro dictó sentencia con diez minutos de aplausos. Yo estuve esos diez minutos en pie aplaudiendo como casi todos. Porque lejos de gustos personales y de posicionamientos baldíos a favor o en contra de tal coreógrafo, hay que reconocerle a Rafaela Carrasco el haber armado un grupo luminoso, con una habilidad notable para transmitir nuestro arte y fusionarlo con el ballet a la manera de Andalucía. Hay que reconocerle, a cada uno de los que se subieron a las tablas, los años de trabajo para estar a un nivel tan superlativo y la pasión que ponen  en cada movimiento.
Y que me perdonen Pablo Suarez y Gema Caballero sino me extiendo en el soberbio trabajo que hicieron anoche, pero ayer Rafaela y su Ballet Flamenco de Andalucía se despidieron de la Bienal y al igual que agradecimos a Rubén Olmo, hoy toca agradecerles a ellos por estos años de trabajo bien hecho.

Solistas: Rafaela Carrasco, Ana Morales, David Coria y Hugo López.
Cuerpo de baile: Alejandra Gudí, Florencia O´Ryan, Laura Santamaría, Paula Comitre, Carmen Yanes, Eduardo Leal, Antonio López y Alberto Sellés.

Cante: Antonio Campos y Antonio Núñez "El Pulga".

Guitarras: Jesús Torres y Juan A. Suárez "Cano".

Artistas invitados: Pablo Suárez y Gema Caballero.


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Estévez/Paños y compañía. Bailables. Bienal de Sevilla 2016. Domingo 18 de Septiembre. Teatro Central.


Tenemos la fortuna de vivir en una época en la que el flamenco se ha convertido en algo muy diverso, muy lleno de contraste y de matices. Pasar del Lope y de José Valencia al central a ver este "Bailables", es buena muestra de ello. Salir directamente de 1969 para irte sin ninguna duda a 2016. Esto fue la Bienal anoche. Y sin embargo no están tan lejos los polos como algunos quieren que creamos. Hay quien a buen seguro se santiguó  con devoción por El Lebrijano elevándolo a los altares y quien se santiguó con espanto por Estévez y Paños hundiéndolos en el infierno. Y sin embargo el propio José Valencia  nos recordaba pocos días atrás en una rueda de prensa, cómo la crítica, esa que ahora se pone la camisa de Juan Peña, hace unos años lo quemaba por hereje. Lo mismito que va a ocurrir con lo de anoche en el Central.
Y fíjense que sinsentido, porque los señores Paños y Estévez venían reivindicando a Antonio el bailarín, a Carmen Amaya o a Vicente Escudero, mas antiguos que cualquiera de los que juntamos letras en un a crítica. Y venían reivindicando que todo se transforma y que una letra de seguiriya puede serlo de sevillana, que eso tampoco se ha inventado hoy. Reivindicando que las letras de los cantes cuentan cosas y pueden narrar una historia, nada que la zarzuela o la ópera no lleve siglos haciendo. Reivindicando que este arte nuestro es tan triste como alegre, que bailar es algo que cada humano hace a su manera por mucho que queramos encorsetarlo y que por esa misma lógica bailar flamenco debe ser sinónimo de la libertad humana.
El onubense y el cordobés presentaron un artefacto destinado a hacernos sentir, con una crítica mordaz y descarnada a la iglesia católica, escenificada en la Avaricia, el garrote vil y el baile de San Vito. Presentaron un cuerpo de baile absolutamente fantástico, todas y cada una de ellas capaz de moverse en el flamenco, el clásico español, la danza bolero, la estilizada, la clásica o la contemporánea, ni mas ni menos. Presentaron a un descomunal Matias Lpez "El Mati", capaz de tocar la guitarra, el piano, el cajón y de cantar con una jondura apabullante o crear unas sevillanas psicodélicas con tan solo su voz y una loop station
Entre medias, saetas de Marchena, martinetes, tanguillos, carceleras, tangos, seguiriyas, cachuchas, pregones o una soleá apolá.
Un compendio , a simple vista desordenado, al que el texto y el contraste de tragedia y comedia, iba dando sin embargo un orden. Del título y la sinopsis, comentar que tampoco es tan difícil de entender. Bailable fue todo lo que vimos y escuchamos, porque todo lo que vimos y escuchamos se bailó.
La noche del 19 fue una estupenda noche de contrastes en la que afortunademente, la locura fusionadora de Juan Peña El Lebrijano nos dio licencia para creer que este arte nuestro está en expansión y crecimiento. Algo que Estévez y Paños conocen, y algo que saben llevar al escenario, con un lenguaje personalísimo que algunos no entienden y otros entendemos solo a medias. Pero sin duda algo que el corazón siente. 


Baile: Rafael Estévez, Valeriano Paños, Nadia González, Sara Jiménez, Macarena López y Carmen Muñoz.
Cante y guitarra: Matías López " El Mati"

 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

José Valencia. De Sevilla a Cádiz. Bienal de Sevilla 2016. Domingo 18 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.



Quien haya leído cualquier cosa que un servidor haya escrito sobre José Valencia ya sabrá la admiración que le profeso. Está junto con Arcángel en mi Olimpo flamenco personal. Y es así no solo por la calidad y el trabajo enorme que acumula, sino porque a día de hoy, habiéndolo escuchado decenas de veces, no solo no ha tenido un día malo, sino que en todas las ocasiones ha estado de notable, como poco. Aquí incluyo fiestas a las seis de la mañana en El Colmao, cantando en un autobús camino de un festival o dando una clase de cante en Mont de Marsans. José Valencia, en mi experiencia, es infalible e inagotable.
Anoche también lo fue, por si alguien duda con el prólogo. No solo lo fue sino que creció en una dirección que me sorprendió. José fue el Lebrijano sin dejar de ser José y eso es muy difícil de conseguir. Para el que no lo sepa el cantaor estaba llamado a  protagonizar una revisión del primer LP de Juan Peña, que iba a estar dirigida por el propio Lebrijano. La desgracia quiso que Juan Peña no llegase a dirigir este espectáculo y se fuese antes de tiempo. Y la fortuna quiso que José Valencia y Pedro María Peña siguieran adelante con el proyecto e hiciesen del espectáculo un excelente homenaje.
Lo que ocurrió sobre las tablas fue que José había tenido el buen tino de elegir un elenco superlativo, y claro, todo sonó a gloria, a pesar de un sonido que, extrañamente  en el Lope, no estuvo a la altura.
El recital se abrió como el Lp se cerraba, por romance, concretamente "Por el castillo de Luna", con Pastora Galván bailando sin tacones y con la curva que  que le conocemos.

FaiÇal Kourrich, amigo y compañero de batallas de Juan Peña, le dedicó un sentido homenaje con el tema "Maestro", violín sobrecogedor sobre imágenes de Lebrija. Requena pulsó las cuerdas por soleá que en su día pulsasen Paco de Lucía y Niño Ricardo, y empezamos a encontrar al Lebrijano en la voz de Valencia. Tientos/tangos, con trazas de "No entiendo este querer" y "Me valgo de mi talento".
Y de nuevo Pastora al frente, para dar un descanso a la voz de José y para bailar enorme por alegrías, "Suspiros que de mi salen".
A la vuelta fue Parrilla quien pulsó la sonanta para que el protagonista volviese a las tablas a desgarrarse por seguiriyas, "Maldigo el dinero". Y de ahí al final, José se elevó al cuadrado. Primero  bulerías por soleá y para rematar,  bulerías, de pie y llenando todo el escenario con su voz.
El foco sobre una silla vacía en proscenio hizo el resto, allí sentimos al maestro y allí le cantó José Valencia a palo seco, dejándose el aire que le quedaba.

Que en un lapso de tiempo tan corto se nos hayan marchado  Morente, El Torta, Agujetas y El Lebrijano nos deja bastante huérfanos, pero a mi anoche se me planteaba una reflexión. ¿Quienes son los maestros del mañana,? ¿Que muerte nos dejará artisticamente así de sobrecogidos? . Quiero creer que José Valencia está dando los pasos adecuados para que se le de el lugar que le corresponde,por talento, trabajo y entrega. Anoche la luz de esa silla de enea iluminaba al pasado y al presente del cante flamenco de Lebrija. Y como nuestro arte grande llora igual que ríe, muere  igual que vive. José Valencia es la sonrisa y la vida y nos toca disfrutarlo en todo su esplendor.

Cante: José Valencia
Guitarras: Juan Requena y Manuel Parrilla
Palmas: Manuel Valencía y Juan Diego valencia
Coros: Inma La Carbonera, Amparo lagares y Sergio Aguilera
Baile: Pastora Galván
Violín: FaiÇal Kourrich


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Tomatito en concierto. Bienal de Sevilla 2016. Martes 13 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.


Tomatito y Jorge Pardo juntos en la Bienal. Tan solo escribiendo esto debería ser suficiente. Me podría poner a versar sobre los artistas como un entendido rapsoda. Pero a quien vamos a engañar, a estos dos no hay que presentarlos, todo aficionado al flamenco y casi cualquier aficionado a la buena música sabe quienes son. Algo raro tiene que pasar para que den un mal concierto o muy necio ahay que ser para poner en duda su legado. Lo único importante ayer era que podía salir de ponerlos juntos encima de un escenario y de eso es de lo que voy a escribir.
Tomatito nos regaló para empezar rondeñas y soleá, sin mas ayuda que sus manos y su guitarra. Seguidamente se encargó diez palmas para darle compás a unas prodigiosas alegrías. Si alguien no sabe lo que es el soniquete que escuche a este señor tocar por alegrías o como hizo a continuación,por bulerías. De entrada el planteamiento prometía y los cuatro primeros números ya valían el precio de una entrada.
Con su hijo José como escudero se empeñó en ponernos la carne de gallina con "Two Much", que a un servidor le sigue pareciendo una autentica alucinación en directo cada vez que la toca. Y ahí que apareció Jorge Pardo,flauta en mano, jugando a ser la voz de  "La Leyenda del Tiempo". Jorge es harina de otro costal, es pura inspiración y pura improvisación, así que a la sonanta no le quedó mas remedio que salirse del guión y prepararse para surcar océanos desconocidos. Y se encontraron entre la tempestad y la calma, se buscaron como dos amantes la primera noche ,a veces acertados y a veces imprecisos, pero curiosos  y estudiosos el uno del otro. Una vez acabado el primer envite,ya sabían como tocarse y Jorge dejó de jugar para suplantar  por derecho a José Monje Cruz por levante, Camarón de aire y emoción pura en el teatro. Una esquisitez.
Ya sin Jorge y con el grupo al completo, el concierto se acomodó, se automatizó un pelín y solo Piraña hizo que el maestro Tomate se saliese del guión y nos regalase algún giro inesperado o algún cierre sorprendente. Seguirrillas/Tangos, un bolero de tremenda belleza, mas tangos y unas bulerías infinitas con la guitarra tocando al cante con esa maestría que ya es una estampa eterna en nuestro flamenco.Y así acabó el recital. Sin nada que reprochar, pero con la sensación de haber estado a punto de presenciar algo mas imponente, menos ensayado. Si Jorge,Tomatito y Piraña llegan a pillar la directa estaríamos hablando quizás de un milagro, o quizás de un desastre, vaya usted a saber. Pero a un servidor lo que le pone del flamenco es precisamente el riesgo, aunque acabe como el rosario de la aurora. Ojalá que estos dos colosos se vuelvan a cruzar mil veces, hasta que no les quede mas remedio que volvernos locos a todos.


Guitarra: Tomatito
Flauta: Jorge Pardo
Segunda guitarra: José del Tomate
Percusión: Israel Suárez "Piraña"
Cante: Potito,Simón Román, Antonio " El ingueta", Kiki Cortiñas y Mari Ángeles Férnandez.

 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.


Diego Villegas. "Bajo de Guía" Bienal de Sevilla 2016. Martes 13 de Septiembre.Iglesia de San Luis de los Franceses.


El día amaneció ventoso, el anuncio del otoño arremolinaba hojas en la alameda y despeinaba los mechones vacacionales que algunos aun fijaban en sus cabezas. Pero el viento también se llevaba de una vez por todas los calores y empujaba las nubes cargadas de agua para limpiarnos de demonios y resquemores. A su llamada, el maestro del aire, Jorge Pardo ponía rumbo al Lope de Vega, y en la calle San Luis la brisa del mar se palpaba en el aire.
Disculpen la licencia novelesca para el arranque,pero la lluvia otoñal, el marco barroco y la soberbia propuesta de Diego Villegas en esta Bienal me han puesto de esta manera.
Diego Villegas, por si no lo saben, es el nombre del viento presente y futuro en este mundo del arte jondo. Es un fenómeno con un pulmón del color del jazz,otro del color de la música clásica y un alma enraizada en el flamenco. Es un vendaval, una tromba de aire fresco y de personalidad, que por si fuera poco se planta en escena cargadito de sencillez y de humildad.
A su lado, escudandolo y en franco dialogo, se dejan sentir Pedro Pimentel, Daniel Arjona y Carlos Merino, que parecen ser perfectos marineros para navegar con ventisca.
En escena todos los vientos vinieron a cantar por mirabrás, tanguillos o soleá, susurraron "La bien pagá" a compás de bulerías hasta convertirla en un ciclón y por fandandgos nos pusieron a volar. Javier Ruibal, que de ventoleras sabe bastante, se quiso sumar al igual que un soberbia Ana Gómez,soplando con Diego hasta formar el torbellino. Saxo, clarinete,armónica y flauta travesera. Un torbellino les digo.
Se hablará seguramente de su futuro, del brillante mañana que le espera,pero a un servidor, quien sabe si por culpa del levante marinero,le parece que a lo que Diego Villegas deber aspirar es al presente. Su música  ya es un hecho,una bellísima perla digna de ser disfrutada y aplaudida.Esperemos que mis palabras no se las lleve el viento.



Saxo,armónica,flauta y clarinete: Diego Villegas
Guitarra: Pedro Pimentel
Bajo: Daniel Arjona

Percusión: Carlos Merino
Artistas invitados: Ana Gómez y Javier Ruibal


 Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

martes, 13 de septiembre de 2016

Eva Yerbabuena. "Apariencias" Bienal de Sevilla 2016. Lunes 12 de Septiembre. Teatro Maestranaza.


Eva sacudió anoche los cimientos del Maestranza, propuso un espectáculo de tal calibre que salió coronada del teatro. "Apariencias" lo tiene todo y todo bueno. Eva ha sabido canalizar sus fortalezas y debilidades y dotarlas de un sentido escénico sobresaliente. Imprime una verdad tan elocuente en todo lo que expresa que facilita un nexo emocional muy directo entre su baile y el corazón de quien lo disfruta.
"Apariencias" quiere descontextualizar, desenfocar, sacar al flamenco, al arte,al baile,de su compartimento estanco, de la casilla que se le ha asignado social y culturalmente.Y lo hace de manera efectiva y brillante. Es de suponer que aquellos que en pleno 2016 aun encorsetan nuestro arte como si estuviésemos en los años cincuenta, anoche lo pasarían realmente mal.Porque tuvieron que bregar con el chirrido electrónico, la batería, la voz foranea de una descomunal Alana Sinkëy, las formas contemporáneas, la herencia de Omega...
Vamos, con lo que viene siendo el flamenco actualmente. Los ejercicios de ortodoxas camisas rasgadas se caen en el momento que ese titán que es José Valencia canta por malagueñas envuelto en el sonido del siglo XXI. No hay purismo criticón que se sostenga ante el despliegue de jondura de la petenera de Tejada, mal que les  pueda pesar a los "guardianes de la fe", que la sonanta de Paco Jarana anduviese juguetona y con ganas de explorar lo desconocido.
Este "Apariencias" merecería un estudio pormenorizado, un artículo tan solo para la magistral coreografía del mantón, otro pàra cada uno de los exquisitos números individuales que Christian Lozano,David Coria,Fernando Jímenez, Ángel Fariña y Lorena Franco nos regalaron.Una mirada para las coreos grupales, originales,frescas,sorprendentes.Una reseña para el trabajo de luces,sobrio y extenso a la vez. Un análisis para la proyección del desastre social que es el planeta tierra sobre un capote torero, blanco inmaculado. Las mascaras, los círculos, la ausencia de pelo,  la silla sin respaldo,las dos bailaoras enfrentadas,la voz portuguesa...
Y en el final, cuando todo estaba en órbita,toda apariencia sacada del tiesto, Segundo Falcón, David Lagos, Jeromo Segura, Moi de Morón  y Enrique el Extremeño ,si como lo leen, cinco cantaores se unen a Alfredo Tejada, a Torombo y al gigante Valencia para rematar una soberbia soleá con una ronda infinita de letras por bulerías. Y Eva en medio, como la entronizada señora del baile flamenco.
Yerbabuena deja el listón altísimo,deja un espectáculo que un servidor ya atesora como uno de esos que narras a la gente durante años.  Creo que ninguna puesta en escena me había impactado tanto desde aquel  "Oro Viejo", de la otra reina del baile flamenco actual. Cuando ves que los cantaores arrastran sus sillas al unisono, respiran y se sientan justo a la vez en dos lugares distantes de la escena ,entiendes el trabajo de dirección, el cuidado y el mimo que una producción  necesita para que llegue de una manera tan fluida y tan luminosa al público. Yo aun ando sonriendo con la sensación de que el flamenco es una belleza, un milagro,a pesar de los apoltronados censores de la libertad,la fusión y la vanguardia. Precisamente los elementos que parieron y que tejen el alma de nuestro arte grande.
Mil gracias Eva.


Baile:  Eva Yerbabuena
Guitarra: Paco Jarana
Cante: Alfredo Tejada y José Valencia
Bailarines:   Christian Lozano,David Coria,Fernando Jímenez, Ángel Fariña y Lorena Franco
Palmas:  Torombo
Colaboración especial: Alana Sinkëy
Artístas invitados: Segundo Falcón, David Lagos, Jeromo Segura, Moi de Morón  y Enrique el Extremeño

 
Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Antonio "El Pipa". Gallardía. Bienal de Sevilla 2016. Domingo 11 de Septiembre. Teatro Lope de Vega.

 Se gustó El Pipa en el Lope de Vega y cuando el jerezano se gusta llega con facilidad a la platea. Presentó un espectáculo "Gallardía" en el que solo el título servía de hilo conductor, un título tan escueto como acertado,porque El Pipa sacó a relucir lo que la gallardía encierra, bailó con bravura, con arrojo, con porte de galán y con una incuestionable presencia.
Lució sus dotes como coreógrafo en un inicio de espectáculo en el que el martinete se apoderó de las tablas mientras las ocho componentes del cuerpo de baile aparecían enlutadas en una delicada amalgama de movimientos, con un fluir de muñecas y manos marca de la casa.
Antonio se apareció por levante, arrancando estilizado para ir introduciendo paulatinamente taconeo y jondura. El bailé se terminó de derramar en unos preciosos y precisos tangos en los que el bailaor desatendió momentáneamente a la platea para darse a su grupo y bailar recogido, un placer.
Sin pausa y escoltado por ocho batas de cola desgranó unas extensas alegrías, casi sin tomar aliento. Una demostración de el buen estado de forma que atesora.A modo de transición, Juan José Alba se desligo del toque para atrás y se vino al frente para cantar una suerte de balada aflamencada. También adelante, Felipa del Moreno se lució por fandangos.
Entre bastidores alguien empujaba un piano a escena y cuando el telón se volvió a abrir,sentado al frente estaba David Peña "Dorantes". Primero desgranó el "Gelem Gelem" acompañado por las voces de Carmen Cantarota,Sandra Zarzana y Estefanía Zarzana. La coreografía del Pipa y su cuadro vino a cristalizar ese sentimiento trágico que el himno romaní narra.
Y tras un "Sin Muros" del pianista en solitario,toda la compañía repitió en un "Orobroy" al que El Pipa acudió vestido de etiqueta.
El desenlace del espectáculo arribó con una soberbia soleá en la que una brillante Felipa del Moreno y el bailaor se anduvieron buscando por el escenario en un hermoso final.
Antonio El Pipa, conserva su sello, sus maneras de interpretar. Es único conectando con el público y cuando olvida la dramatización y se deja llevar, desprende una sensibilidad sobrecogedora.Su estampa es una de las mas reconocibles del flamenco, es una imagen que cualquiera puede identificar como flamenca en cualquier parte del mundo y eso es mucho, muchísimo.
Sin embarcarse en montajes teatrales saca lo mejor que tiene, y es que su planta teatral es tan pronunciada que tratar de llevar su baile al terreno dramático puede rozar lo excesivo.Con esta "Gallardía" ha acertado, que nadie piense que va a encontrar a un bailaor menos desmesurado,sin exuberancia El Pipa, no sería El Pipa y por supuesto no sería el gran bailaor que es. 



Baile:  "Antonio El Pipa"

Cante:   Felipa del Moreno, Carmen Cantarota,Sandra Zarzana y Estefanía Zarzana
Guitarras:  J.José Alba y Javier Ibañez
Cuerpo de baile:   Fabiola Barba (repetidora),Cristina Vidal, Ofelia Márquez, Vanesa Reyes, Laura Bejines, Celia Martínez, Pilar Ramírez y margarita Ruíz de Castro.

Artista invitado: David Peña " Dorantes"



Texto: Javier Prieto
Fotografía: Óscar Romero. Archivo fotográfico Bienal de Flamenco.