miércoles, 2 de marzo de 2011

Ángel Muñoz. Ángel, baile-vuelo flamenco del blanco al negro.Martes 1 de Marzo. XV Festival de Jerez. Sala Compañía.

Festival de Jerez/Javier Fergo.

A pesar de las descuidadas entradas y salidas de escena. A pesar de perder el norte en varios remates. A pesar de no llegar a comunicar la historia que nos traía a la Sala Compañía. A pesar de los pesares, Ángel Muñoz triunfó a base de baile.
Rodeado de cinco músicos extraordinarios, el bailaor cordobés se supo lucir y esquivar un montaje que se derrumbaba a cada momento desde una óptica dramática. Introducido por percusión industrial y voces jondas electrificadas, comenzó a construir desde la nada la coreografía de tonás. Las voces enormes de Miguel Ortega y José Ángel Carmona dotaron de forma corpórea a lo que había nacido como un conjunto de pasos.
Luz parpadeante, halo de inquietud y danza que viajaba entre la ortodoxia y la vanguardia. La velocidad final dotó de vibración al zapateo. Diego Villegas se inventó unos fandangos dando aire a la armónica. Aire de Huelva para construir de nuevo el baile. José Ángel Carmona alzó la voz y el bailaor decidió restar. Reducir la danza a los mínimos puntos de energía, como si de pintura abstracta se tratara. La flauta, melosa, no consiguió sin embargo el milagro de la continuidad entre escenas.
Festival de Jerez/Javier Fergo.
Desde cero, una vez más, paso a paso, Ángel fue edificando el siguiente número. Tarantos. La propuesta tuvo en la construcción y deconstrucción del baile su espina dorsal.
La danza se planteó más como danza que como flamenco y tímidamente se fue desperezando hasta el baile por derecho. Las voces hacían lo suyo y la armónica, en ocasiones, hacía lo que habitualmente hacen las voces. Ángel sacó los brazos del cuerpo y guitarra y saxo parecieron contagiarse de la belleza.
El ritmo se dobló, de un tres por cuatro a un cuatro por ocho. Las músicas se abandolaron, el baile ya era flamenco y los cantaores acabaron solos y poderosos abandolando las bulerías. Y ahí andábamos, siguiendo el curso expresivo con deleite cuando otra ruptura en la rítmica dramática nos abrió los ojos.
Para rescatarnos de la inopia, Ángel se transformó en un coloso por farruca. En un mano a mano continuo, primero con la guitarra y más tarde con el cante supino de Miguel Ortega. Cuando todos callaban, el bailaor era capaz de hacer sonar la música desde su silencio. Farruca enorme.
Carmona lo llenó todo de colores por guajiras y Patino se la llevó navegando hacia terrenos jazz. Para finalizar, alegrías, tan gigantescas como la farruca.
Redondas, con pausa, descaro, desplantes y chulería pícara.
Alegrías de libro, en el cante, en la guitarra, en la armónica y en el baile. Sin aristas, sin ruidos, sin prisas. Un apunte prodigioso de José Ángel Carmona en las bulerías de Cádiz ponía el cierre lógico al disparate.
Pero de allí, tras marcharse el bailaor, no se movía nadie. Otra oportunidad perdida para dotar de sentido al espectáculo.
Y con flamenco industrial y jondura electrificada, Ángel puso, ahora si, el punto y final.
Todo el que estuvo sobre el escenario en la noche de ayer estuvo soberbio. Lastimosamente nos fuimos con la sensación de no haber disfrutado de un espectaculo del todo completo, simplemente por las sombras de algunos detalles.
Festival de Jerez/Javier Fergo.
Cuidar los detalles será la tabla de salvación de este "Ángel, baile-vuelo flamenco del blanco al negro". Tienen un equipo de trabajo envidiable. Esperemos que lo aprovechen.

Ficha:

Baile:
Ángel Muñoz. 

Cante:
José Ángel Carmona.
Miguel Ortega.

Guitarra:
Javier Patino.

Saxo, flauta y armónica:
Diego Villegas.

Percusión:
Nacho López.


Texto: 
Javier Prieto.

Publicado en La Voz de Jerez:

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