miércoles, 27 de abril de 2011

Chicuelo. Concierto de guitarra. Flamenco Viene del Sur. Martes 26 de Abril. Teatro Central. Sevilla.


Cuando se trata de abandonar la geografía flamenca primordial, es decir, Andalucía, Extremadura y el levante murciano, Cataluña surge como única región en la que el flamenco ha anidado con visos de crecimiento artístico. En otros lugares se indaga y promueve una funcionalidad puramente económica, pero Cataluña no cesa de brindarnos una oferta interesantísima de cantaores, guitarristas y bailaores que enarbolan el arte flamenco por encima de la posible trascendencia comercial de los productos que exportan.
Juan Gómez Chicuelo ha puesto las seis cuerdas a disposición de algunos ilustres flamencos catalanes, Miguel Poveda, Duquende, Mayte Martín o Ginesa Ortega. Y abandera la evolución artística de la guitarra flamenca dentro y fuera de nuestras fronteras. Su relevancia en el flamenco actual es tan visible que no sorprende que el Teatro Central agote las entradas para su actuación.
Una actuación que se nos ofreció en dos segmentos muy dispares, una primera parte en la que el recital de guitarra acaparó el protagonismo, y una segunda en el que Chicuelo y Duquende se enfrascaron en un recital de cante al uso.
Escoltado por la percusión de Isaac Vigueras y la viola de Elisabeth Gex, la sonanta de Juan Gómez emergió entre la melancolía de A tres, bulerías de su Lp Diapasón. Asentados en un consistente trémolo, la viola endulzó la melodía mientras que el cajón daba compás de seis por ocho sin sobresalir ni molestar un ápice.
En solitario, rozó la excelencia con su taranta Vivencias en un ejercicio portentoso de variaciones melódicas, al dictado del alzapúas preciso que marcaban sus dedos.
Dulce sal ahondó en la ligazón de las melodías y en un impulso rítmico contagioso por alegrías. Impulso que se incrementó  en las bulerías Somorrostro.
El punto y seguido al recital lo puso el tanguillo Contigo. La viola cargó de aires ajenos la sonoridad, mientras que la guitarra volvía a imprimir carácter flamenco a la composición casi caprichosamente.
Para el segundo segmento, Chicuelo apuntó falsetas muy interesantes entre letra y letra de Duquende. Soleás por bulerías, seguiriyas,soleá, fandangos y bulerías. Estas últimas dedicadas a Pepe de Lucía. Duquende no pareció terminar de conectar con  la guitarra a pesar de ofrecer un notable repertorio de cante. Cargó las tintas en la memoria sonora de Camarón de la Isla tanto por bulerías como,sobre todo, en el bis final por alegrías. Y a pesar de que no hay nada que achacar a su actuación, es cierto que quedó una sensación de desvinculación entre los intérpretes, sobre todo teniendo en cuenta la redondez conseguida en la primera parte de la noche. Los tangos evidenciaron una lejanía de intenciones entre el cante y la viola que dejó al respetable con la sensación de haberse perdido algo en el camino.

Ni que decir tiene que el recital estuvo a la altura, no querría que se interpretase que Duquende falló o cantó de forma inadecuada. La sensación que tuvo el que suscribe  fué de falta de equilibrio entre las dos mitades del espectáculo. Algo que no emborrona ni pone mácula a un porodigioso trabajo del guitarrista de Barcelona.


Ficha:

Guitarra:
Juan Gómez Chicuelo.


Viola:
Elisabeth Gex.


Percusión:
Isaac Vigueras.


Artista invitado:
Duquende.


Texto:
Javier Prieto.
Fotografía:
Ángeá Gentil.

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