Juan Gómez Chicuelo ha puesto las seis cuerdas a disposición de algunos ilustres flamencos catalanes, Miguel Poveda, Duquende, Mayte Martín o Ginesa Ortega. Y abandera la evolución artística de la guitarra flamenca dentro y fuera de nuestras fronteras. Su relevancia en el flamenco actual es tan visible que no sorprende que el Teatro Central agote las entradas para su actuación.
Una actuación que se nos ofreció en dos segmentos muy dispares, una primera parte en la que el recital de guitarra acaparó el protagonismo, y una segunda en el que Chicuelo y Duquende se enfrascaron en un recital de cante al uso.
Escoltado por la percusión de Isaac Vigueras y la viola de Elisabeth Gex, la sonanta de Juan Gómez emergió entre la melancolía de A tres, bulerías de su Lp Diapasón. Asentados en un consistente trémolo, la viola endulzó la melodía mientras que el cajón daba compás de seis por ocho sin sobresalir ni molestar un ápice.
En solitario, rozó la excelencia con su taranta Vivencias en un ejercicio portentoso de variaciones melódicas, al dictado del alzapúas preciso que marcaban sus dedos.
Dulce sal ahondó en la ligazón de las melodías y en un impulso rítmico contagioso por alegrías. Impulso que se incrementó en las bulerías Somorrostro.
El punto y seguido al recital lo puso el tanguillo Contigo. La viola cargó de aires ajenos la sonoridad, mientras que la guitarra volvía a imprimir carácter flamenco a la composición casi caprichosamente.
Para el segundo segmento, Chicuelo apuntó falsetas muy interesantes entre letra y letra de Duquende. Soleás por bulerías, seguiriyas,soleá, fandangos y bulerías. Estas últimas dedicadas a Pepe de Lucía. Duquende no pareció terminar de conectar con la guitarra a pesar de ofrecer un notable repertorio de cante. Cargó las tintas en la memoria sonora de Camarón de la Isla tanto por bulerías como,sobre todo, en el bis final por alegrías. Y a pesar de que no hay nada que achacar a su actuación, es cierto que quedó una sensación de desvinculación entre los intérpretes, sobre todo teniendo en cuenta la redondez conseguida en la primera parte de la noche. Los tangos evidenciaron una lejanía de intenciones entre el cante y la viola que dejó al respetable con la sensación de haberse perdido algo en el camino.
Ficha:
Guitarra:
Juan Gómez Chicuelo.
Viola:
Elisabeth Gex.
Percusión:
Isaac Vigueras.
Artista invitado:
Duquende.
Texto:
Javier Prieto.
Fotografía:
Ángeá Gentil.
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