lunes, 12 de diciembre de 2011

Miguel Poveda. En Concierto. Sábado 10 de Diciembre de 2011. Teatro de la Maestranza. Sevilla.


Que uno tenga que encarar un concierto de Miguel Poveda desde varias perspectivas diferentes y con la sensación de estar midiendo a una de las principales referencias musicales de este país, demuestran la relevancia que el cantaor de Badalona ha llegado a poseer en el flamenco actual.
La maquinaria Poveda está engrasadísima, y no sólo es efectiva, sino que brilla sin dificultad en la enorme oscuridad de la industria musical patria actual. Miguel tiene en el "Povedismo" un arma de innegable valor pero de un peligroso doble filo. El fenómeno fan que tan velozmente te paladea como te consume, le vitorea cada paso y cada nota, indiferentes por momentos a la profundidad de la propuesta que el artista ofrece.
En dos segmentos tan bien encuadrados como los que pudimos disfrutar en el Maestranza, Miguel define perfectamente su capacidad para la sublimación artística y para manejar la comercialidad en el límite de la elegancia.
El primer segmento apuntó al flamenco, a la jondura y la fiesta bien entendidas. A pesar de dar la impresión de tener algún problema menor en la voz, Miguel sentó cátedra en cada cante que desgranó. Por cantiñas atravesó sin muchas dificultades los terrenos que llevan de la alegría a la romera, y descolló como si fuese un hijo secreto de los puertos, atizándonos por bulerías de Cádiz y dejando un reguero sonoro con los ecos de Chano y La Perla incrustados.
Continuó con la malagueña del Canario y abandolaos revoltosos, resueltos con una brillantez fuera de toda discusión. La soberbia soleá apolá de los dos mundos cantaores que ya presentase en la Bienal en aquel kilométrico Historias de viva voz.
La primera concesión al público llegó con Matilde Coral bailando por Sevillanas. Más allá del indudable disfrute de cantar con Matilde sobre las tablas, Miguel no pierde oportunidad de dar a cada cual lo que espera, la oportunidad de buscar incesantemente la filia total de la platea.
El recuerdo a Manuel Moreno Junquera vino de los dedos de otra de las sonantas de gusto jerezano por antonomasia.  Manuel Parrilla pulsó la seguiriya para que Poveda llorase por Moraito. En esta jerezanía el cantaor se desenvuelve como si hubiese nacido en plena calle Ancha. "Vengan bulerías, vengan bulerías que me pide el cuerpo fiesta y alegría."

Para finalizar el primer tramo de la velada, dejó que los coros de Las Peligro tiñesen de fiesta trianera  los tangos que el cantaor bailaba y cantaba junto a Matilde Coral.
El puente encargado de servir de nexo entre los dos segmentos del espectáculo emergió en forma de estreno absoluto. Copla por bulerías grabada para el disco de próximo lanzamiento. Una buena versión de La Ruiseñora de Rafael de León.
El segundo segmento se articuló desde la copla. En una formación básica de piano, batería y voz, Poveda se erigió en cantante-crooner-cantaor y buscó esa elegancia que trata de infundir a la copla tradicional, y que un servidor piensa que más que sumar, despoja de autenticidad al género que interpreta. El teatro evidenció con su entrega y aplausos, que un servidor está claramente equivocado. La apuesta de Poveda parece calar en el público soberano.
El fin de fiesta arrancó con una  revisión de La Leyenda del tiempo camaronera, a la que de nuevo bajo mi prisma personal, el cantaor desposee del nervio y el vértigo que  hacían brillar a la versión original .
Con Jerez de nuevo marcando el compás, Miguel volvió a las aguas en las que mejor navega, cantando al golpe "Esos cuatro capotes" y "Alfileres de colores". Y con Jerez a la zambomba, Miguel se despidió al son de los Campanilleros y Nochebuena del Gloria, deseándonos a todos felices navidades.
Sobre el acompañamiento hay que reseñar que si bien todo el elenco estuvo sobresaliente, Jesús Guerrero brilló con luz propia en todo momento. A su exquisita técnica y a su fino paladar hay que sumar la capacidad de hacer que la voz de Miguel se acople perfectamente con las cuerdas, ha encontrado ese sonido a caballo entre lo clásico y lo joven, y la naturalidad con la que se acoplan voz y guitarra es muy destacable.
Paquito González y Joan Albert Amargós , supusieron como de costumbre elementos diferenciales, un salto cualitativo con respecto a cualquier otra posible elección de acompañamiento en el piano y la percusión.
Poveda sigue marcando el camino, no quisiera que se entendiese de otra forma. Sigue siendo el más inteligente de los cantaores actuales, el que mejor aprovecha los magníficos recursos que tiene, no da espacio a la vulgaridad ni a la mediocridad, aunque un servidor lo prefiera un millón de veces cantando en soledad y acompañado únicamente de una guitarra.


Ficha:

Miguel Poveda.

Guitarras: José Quevedo "Bolita", Jesús Guerrero y Manuel Parrilla.

Percusión: Paquito González.

Palmas: Luis Cantarote, Carlos Grilo y Manuel Salado.

Piano: Joan Albert Amargós.

Batería: Antonio Coronel.

Artistas invitadas: Matilde Coral y Las Peligro.


Texto: Javier Prieto.




2 comentarios:

  1. genial como siempre miguel eres puro arte viva tuuuuuu

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  2. eres un pedazo de artista lo dice este que te vio y te seguira viendo ole el arte que derrchas en el escenario y fuera del escenario graciassssss

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