jueves, 8 de marzo de 2012

Manuel Liñán. Tauro. Miércoles 7 de Marzo de 2012. XVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta.

Fotografía: Javier Fergo.
'Tauro' a pesar de no versar sobre el mundo de la tauromaquia, como se podría presuponer, juega con el número seis. No sabemos si de forma consciente o casual, Manuel Liñán se enfrenta a seis coreografías de muy distinto cariz y no le pierde la cara a ninguna de ellas.
Madre Tierra
Las trillas y temporeras agarraron el baile a modo de raíces sonoras. Desde el vestuario a la coreografía, colores y expresión física, trabajaban en favor de una sensación de tierra quebrada y flamenco ligado a las faenas del campo. La simetría entre los cuatro bailaores fue sencillamente perfecta y lejos de ahondar en las mil y una maneras de formar sobre las tablas, Liñán buscó los puntos de fuga, las líneas. Zapateados impecables y expresión corporal milimétrica.
Entre las cuerdas
El cante por martinetes de Matías López actuó de puente para dar espacio a que se iluminara a sonanta de Luis Mariano. El guitarrista pulsó el tiempo por granaínas, mientras Guadalupe Torres, Vanesa Coloma y Cristian Martín pulsaban la sonanta gigante que ocupaba el fondo de la escena. Formas estilizadas y una coreografía cargada de originalidad. Fue Cristian quien llevó el peso de la escena y demostró el por qué de su elección en una coreografía de bellísima factura.
Paseo de los tristes
Manuel se puso bajo el foco para bailarnos por taranto y tangos. Elástico y enfocado. Con facilidad asombrosa cambiaba en centro de gravitación del cuerpo y mandaba el peso físico a tierra para a continuación elevarse en momentos puramente dancísticos.
El 'atrás' sonaba con la fuerza de un cañón cuando la partitura de Antonia Jiménez requería del estruendo. Hacia el final del baile, Liñán olvidó la técnica y asalvajó las formas. Una lección de cómo bailar veloz sin hacer un millón de aspavientos.
Fotografía: Javier Fergo.
El baile se llevó la ovación que merecía , a la postre quedó coronado como el momento de mayor brillantez del espectáculo.
Ni contigo ni sin ti
Los versos de García Lorca sonaron entre cabales y abandolaos. Liñán y Martín jugaron a bailar en un paso a dos que se tornaba en un solo cuerpo o que los enfrentaba como a toro y torero. El telón de retales que había ocupado el escenario sirvió de pantalla para que las siluetas de ambos bailaores acabaran fundiéndose en una sola.
A puerta gayola
Mercedes Cortés se arrancó a solas por granaína y Liñán, bastón en mano, mandó a todo el elenco a la soleá por bulerías. Manuel bailó casi con tres pies, la precisión del zapateo competía con un trabajo soberbio de guitarras y un incansable Mati, cantando enorme una letra tras otra.
Elegí a Granada
Inmaculada Rivero fue la encargada de abrir el último de los cuadros. Lo hizo imponente por zambra, embelesando a la platea con una soberbia interpretación de La Cautiva. El cuadro más tradicional de la velada nos trajo fandangos del Albaicín, alboreá, tanguillos y unas espléndidas soleares de Arca, homenaje de Liñán a aquella Chata 'La Jampona' que ganase en 1800 el premio a la susodicha soleá en París. Liñán bailó el final del número tras ver cómo las luces erraban y dejaban en cuadro la posición final del grupo y cómo se le iba el micrófono a Inmaculada Rivero en los tanguillos.
A pesar de todo ello, Liñán supo esquivar la cornada y salir airoso.
Ficha:
Baile
Miguel Liñán, Guadalupe Torres, Vanesa Coloma y Cristian Martín.
Cante
Inmaculada rivero, Mercedes Cortés y Matías López 'El Mati'.
Guitarra
Antonia Jiménez y Luis Mariano.
Texto: Javier Prieto.
Publicado en La Voz de Jerez:

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