Fotografía: A.G.G. |
Y sucedió que el bicefalismo que lo acoplase al escenario del Villamarta fue el que lo alejó del público del Teatro Central. Ni que decir tiene que no se le puede poner un sólo pero al trabajo coreográfico ni a los bailes individuales del espectáculo. En este sentido Rubén sabe como armar una partitura de garantías que no deje un resquicio a la crítica negativa. Y así lo demuestra en todos los números colectivos del espectáculo. El inicio con el cuerpo de baile masculino supeditado al dictado de la sonanta de David Carmona no levanta el vello pero cumple la función de presentar estética y musicalmente la propuesta. Un punto por encima se sitúan las seis colas y los seis mantones celestes que colorean las cantiñas. Aquí la propia coreografía supone un goce en lo que a la danza concierne. El remate de la primera de las dos caras del espectáculo por tangos, también supone un ejemplo de precisión y baile enfocado.
La escuela bolera de aires mediterraneos y la bulería final corroboran que en el trabajo grupal, Metáfora consigue sus objetivos.
Fotografía: A.G.G. |
Rocío Molina es como casi siempre un caso aparte. No me cansaré de incidir en que nos encontramos ante una bailaora única, con una capacidad casi inhumana para afrontar cualquier registro dancístico, sorprendiendo y asombrando por igual en cada ocasión y sin embargo dejando señas reconocibles de un estilo propio indiscutible. Una bailaora llamada a marcar una época en el flamenco y que como ya he repetido por activa y por pasiva ,vale por si sola el precio de una entrada.
En lo musical, hay que situar en lo más alto de un imaginario pedestal a David Carmona que va agrandando su figura en la guitarra flamenca y que hace que cualquier comparación con el maestro Manolo Sánlucar no solo no desmerezca su trabajo, sino que haga que uno se plantee la magnitud del toque de este portento de veintisiete años. Igualmente destacar el gran trabajo de las dos voces protagonistas de Metáfora. El Zambullo y Fabiola imprimieron carácter y equilibrio flamenco a la velada.
¿Y donde radican los "peros" de Metáfora entonces?
Sobre todo en una segunda parte en la que la música orquestada desconecta la acción de lo orgánico. En Jerez la presencia "in situ" de la Orquesta de Córdoba evitaba cualquier sensación de ruptura entre lo que ocurría sobre las tablas y lo que se transmitía a la platea. No es un problema tanto musical como de índole dramática. Se rompe un flujo vital que dota a Metáfora de vida y que hace obviar la elección de una propuesta sin un hilo conductor aparente.
Ese alma física es la que cimentó el espectáculo en su estreno y la que al desaparecer hace que la segunda parte de la propuesta empequeñezca ante la contundencia de la primera. Una sombra que si bien no desmerece el trabajo que Ruben Olmo nos propone, si que consigue que Metáfora no termine de ser una obra redonda.
Fotografía: A.G.G. |
Baile
Rubén Olmo, Patricia Guerrero, Eduardo Leal, Sara Vázquez, Ana Agraz, Marta Arias, Mónica Iglesias, Maise Márquez, Juan Carlos Cardoso, Ángel Fariña, Fernando Jiménez, Álvaro Paños y, como artistas invitadas, Rocío Molina y Pastora Galván.
Cante
Fabiola y Manuel 'El Zambullo'.
Toque
David Carmona y Manuel de la Luz.
Texto: Javier Prieto.
Fotografía: Ángela Gentil.
Fotografía: Ángela Gentil.
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