martes, 17 de abril de 2012

Sara Baras. La Pepa. Viernes 13 de Abril.Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada.


Fotografía: Antonio Conde.

Asistimos en el palacio de congresos de la ciudad de la Alhambra al renovado espíritu de la bailaora de Cádiz por excelencia. Sara Baras encarnó a 'La Pepa' un proyecto en el que, en el 200 aniversario de la Constitución de 1812, reaparece tras su reciente maternidad y tras haber estado alejada de los escenarios durante algún tiempo. El estreno pudimos verlo en Cádiz hace apenas tres semanas y el resultado fue el mismo que en esta ocasión. No son pocos los casos en los que los estrenos no son todo lo buenos que se esperan y ofrecen todos los resultados que espera un artista. Sin embargo en el caso de 'La Pepa' el guión está pulido como un diamante listo para engarzarlo en oro y hacer de este una auténtica joya. Y eso fue el espectáculo: una joya de la gaditanía del baile. El concepto es claro; representar la constitución de aquellas cortes de Cádiz; las disputas de diputados por conseguir el resultado esperado y todo esto desde la perspectiva de la danza flamenca.
El resultado de la obra no es otro que una representación musical con aire de la bahía, indudablemente, tanto en los cortes musicales como en la escuela de baile. Si algo es preceptivo del argumento es que el peso específico no recayó exclusivamente en la figura de la protagonista, sino que el cuerpo de baile asumió sobresalientemente la responsabilidad de, no sólo transicionar, sino de argumentar un guión medido, pensado y elaborado de forma magistral.
Fotografía: Antonio Conde.
Una representación de España, la España de principios del siglo XIX, que se resistía a los franceses; partiendo de un cuerpo de baile impecable, tanto los varones como las féminas esculpen el guión milimétricamente estudiado, sin dar la sensación de regirse por éste, y esto es digno de elogiar. En anteriores ofertas de Sara Baras es este uno de los elementos fundamentales que la gaditana cuida escrupulosamente. Y a la vista está el resultado. A ella la disfrutamos. Pincelando un escueto comienzo en el que la virtuosidad de su baile estalló de forma tímida, por seguiriyas vimos a la de siempre. Una bailaora pletórica, entregada al baile, sin alardes de fantasía pero encarnando a 'La Pepa' desde un punto de vista egocentrista. El brillo de su baile es el mismo de siempre, incluso ahora es más impulsiva, con una renovación de fuerzas que la nutrió de flamenquería. Y es que siempre ha sido así, pero ahora parece que le ha dado una vuelta de tuerca a su forma de trabajar. La potencia de su baile es elegante, sin pretender grandes resultados los consigue de forma natural, sin aspiraciones pero inspirada. En tanto que ella se escondía para dar rienda al elenco acompañante, guajiras, solea aligerada o malagueñas sonaban, tanto en las guitarras de Miguel Iglesias y Keko Baldomero como en las voces de Miguel Rosendo, Emilio Florido y Saúl Quirós. José Serrano, como artista invitado demostró que merece estar al lado de la gaditana. Con farruca conceptualizó su alter ego.
Para resaltar más a 'La Pepa', ésta salio bailando alegrías. Impecable, enérgica, efectista en los pies. Un cúmulo de sorpresas de principio a fín. Una obra cargada de historia y cargada de flamenco. Sin duda, la vuelta a los escenarios de Sara no podía venir de otra manera, y representando un momento histórico como éste, el resultado fue más que soberbio.  


Texto y fotografías: Antonio Conde.

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